¿Por qué se cita Isaías 40:3 en Juan 1:23 y se aplican las palabras de este texto a lo que hizo Juan el Bautizante al preparar el camino para Jesucristo, en vista de que es patente que en Isaías 40:3 se está considerando la preparación del camino ante Jehová? Esto se debe a que Jesús representó a su Padre. Vino en el nombre de su Padre y tenía la garantía de que su Padre siempre estaba con él, porque hacía las cosas que agradaban a su Padre. (Juan 5:43; 8:29.)
VEZ tras vez Jesús señaló que era una criatura separada de Dios y que él, Jesús, tenía sobre sí a un Dios, un Dios a quien adoraba y a quien llamaba “Padre”.
En oración a Dios, es decir, al Padre, Jesús dijo: “[Tú], el único Dios verdadero”.
(Juan 17:3.)
En Juan 20:17 Jesús dijo a María Magdalena: “Voy a subir a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios” (Str).
En 2 Corintios 1:3 el apóstol Pablo confirma esta relación: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo”. Puesto que Jesús tenía un Dios, su Padre, no podía ser a la misma vez ese Dios.
Los apóstoles no tuvieron reparos en hablar de Jesús y de Dios como entidades claramente distintas y separadas: “Para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre, y un solo Señor, Jesucristo”. (1 Corintios 8:6, .) El apóstol Pablo señala la distinción cuando menciona la “presencia de Dios, de Cristo Jesús y de los ángeles escogidos”. (1 Timoteo 5:21.) Tal como en lo que escribe Pablo distingue entre Jesús y los ángeles en el cielo, lo mismo hace con relación a Jesús y Dios.
Las palabras de Jesús en Juan 8:17, 18 también son significativas. Él declara: “En la propia Ley de ustedes está escrito: ‘El testimonio de dos hombres es verdadero’. Yo soy quien doy testimonio acerca de mí mismo, y el Padre que me envió da testimonio acerca de mí”. Aquí Jesús muestra que él y el Padre, es decir, el Dios Todopoderoso, tienen que ser dos entidades distintas, porque ¿de qué otro modo pudiera haber realmente dos testigos?
Otra manera como Jesús mostró que él era un ser separado de Dios fue al decir: “¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios”. (Marcos 10:1
De modo que Jesús decía que nadie es tan bueno como Dios, ni siquiera Jesús mismo. Dios es bueno de una manera que lo distingue de Jesús.